jueves, 26 de abril de 2012

¿Lux Aeterna?


Llevaba sin coger la cámara semanas o quizá meses, no lo recuerdo muy bien. Podría decir que no estaba inspirada o que ya no me llenaba fotografiar. Esta mañana me he despertado y por mi ventana entraba el sol haciéndome una reverencia, mientras tanto, mi madre me preparaba un café.  
Justo en el momento en el que mis pies han chocado contra el frío suelo, lo he comprendido todo. He entendido por qué los pájaros cantan, por qué las personas lloramos y reímos, por qué a veces somos tan “sentíos”. Me fui corriendo al cuarto de baño y me lavé la cara con el agua tan fría que la piel se me quedó anestesiada por unos minutos. En ese preciso instante, mi perro vino a darme los buenos días como cada mañana del año, lo abracé tan fuerte que por un momento lo dejé sin respiración. Me bebí el café y me comí dos galletas integrales, después hice la cama, me quité el pijama y me puse un chándal, comodidad ante todo. Acto seguido, destapé el objetivo y encendí la cámara, miré por el visor, enfoqué y saqué una instantánea parecida a otra que había fotografiado hace unos años pero, sin duda alguna, ahora la veo de otra forma; la miro y me pregunto qué he estado haciendo todos estos años, cómo no he podido entender antes el acto de liberación que supone sacar una foto justo cuando todo se tornaba aburrido y mecánico. El corazón me latía muy fuerte, como cuando te ponen un examen por delante y esperas con ansias que el profesor diga: “Ya podéis darle la vuelta”.

Podría decir que me he sentido bien conmigo misma disparando la fotografía, que hace unos días me llenó por completo el libro que me leí y que justo ahora mi madre acaba de darme un beso de buenas noches. Creo que no necesito mucho más para saber que poco a poco voy llenando ese vacío que he sentido durante todo este tiempo, o quizá sea muy ilusa creyendo que estoy “llenando” el vacío cuando lo que hago es “camuflarlo”, no lo sé. Por ahora, me basta.

Hoy los rayos del sol me han tocado y me han iluminado [en el buen sentido de la palabra, claro ;) ]






domingo, 22 de abril de 2012

La muerte no es el fin, sólo es el comienzo (Siddhartha)


Ayer, como de costumbre, leía tranquilamente en mi cuarto mientras los niños jugaban en la calle y los pajarillos cantaban. Me ensimismé tanto en la lectura que cuando quise darme cuenta me había devorado el libro que me empecé a leer anteayer. Decidí en ese mismo momento que, como era aún temprano, podría darme un pequeño paseo para despejar la mente.
Me puse unos vaqueros, una camiseta un poco descolorida tras el paso de los años y mis zapatos de meditación. Empecé a deambular por las calles hasta llegar a un parquecito que hay cerca de mi casa. El aire me despeinaba el cabello, los rayos del sol que iban escondiéndose, calentaban mi rostro. ¡Qué buena sensación, me sentí bien conmigo misma por un momento!
Proseguí con mi camino, disfrutando del paisaje y de las personas. Contemplé a dos hombres haciendo deporte, a una pareja que se besaba apasionadamente bajo la sombra de un árbol creyendo que así sería más difícil descubrirlos y a un hombre leyendo en un banco absorto de la realidad. Sentí curiosidad por saber qué leía y cuando me acerqué no podía salir de mi asombro, era él, el autor del libro que me acababa de leer. ¿Cómo es posible que la gente no le interrumpiera y le hiciera una foto? Es lo más normal, digo yo.
Tuvo que ver en mi cara extraños sentimientos, me imagino que inseguridad y admiración. Le estreché la mano y le dediqué una sonrisa; acto después me invitó a que me sentara a su lado. Acepté gustosa.
-Herman Hesse, un placer conocerlo. Aún ni me lo puedo creer- Le dije asombrada-.
-Lo sé, amiga, eres la única persona que se ha percatado de mi presencia en este solitario banco.- Se quitó los anteojos y los guardó en el bolsillo de su camisa-.
-¿ Qué hace usted por aquí, caballero?- Pregunté-.
-Por favor, tutéeme. Me siento más mayor de lo que soy- Dijo él riéndose-.
- Está bien, como quieras., Herman. Por cierto, mi enhorabuena por su novela Siddhartha, acabo de devorarla. Me ha encantado. Sublime. Inmejorable. Estupenda y profunda- No sabía qué más decirle, no me salían las palabras de la dicha-.
-Gracias, amiga. Me alegro que te haya gustado, es difícil que hoy día haya personas que me lean. Estoy desconcertado con la nueva generación de Crepúsculo- Dijo entornando una sonrisa-.
-Te entiendo, Herman; pues como le decía ha sido un viaje increíble en  la búsqueda de mi YO a través de Siddhartha quien se muestra en esta novela como un aprendiz de la vida en su camino por la realización espiritual y conocer a personas que le ayudan a cuestionar los paradigmas planteados por su entorno. Ha significado tanto para mí que no sé cómo darle las gracias.
-Querida niña, no me des las gracias. Ese libro lo escribí para todas aquéllas personas que se cuestionan y que no se encuentran. Hay que saber  escuchar  y meditar. A veces las personas buscan algo, sin saber el qué o si es necesario buscarlo, pero lo mejor es que con todo esto nos embarcamos en viajes maravillosos de los que, sin duda alguna,  aprendemos. Es lo bonito de buscar  continuamente.
-¡Qué razón tienes, Herman! Me encantaría quedarme más tiempo charlando con usted pero me temo que la noche está cayendo y tengo que regresar a casa, de lo contrario mi madre se preocupará- Le dije apenada-.
-Descuida, muchacha. Me alegro tanto que te hayas sentido tan completa leyendo mi libro que espero que la próxima vez que nos veamos podamos compartir otro relato. Sin más, márchate. Se hace tarde- me dijo colocándome el cabello tras mi oreja-.
-Gracias por todo, de verdad, ha sido una experiencia inolvidable. Nunca olvidaré su frase de  “Lo contrario de cada verdad es tan verdadero como la verdad misma"- me despedí de él dándole un beso en la mejilla-.
Salí corriendo a casa porque el tiempo había volado y aún tenía muchos quehaceres. Espero volver a reencontrarme contigo, Herman, y poder hablar con tanta tranquilidad como lo hemos hecho hoy.

martes, 17 de abril de 2012

Simplemente, me ha encantado ...


Sal con alguien que se gasta todo su dinero en libros y no en ropa, y que tiene problemas de espacio en el clóset porque ha comprado demasiados. Invita a salir a una chica que tiene una lista de libros por leer y que desde los doce años ha tenido una tarjeta de suscripción a una biblioteca.
Encuentra una chica que lee. Sabrás que es una ávida lectora porque en su maleta siempre llevará un libro que aún no ha comenzado a leer. Es la que siempre mira amorosamente los estantes de las librerías, la que grita en silencio cuando encuentra el libro que quería. ¿Ves a esa chica un tanto extraña oliendo las páginas de un libro viejo en una librería de segunda mano? Es la lectora. Nunca puede resistirse a oler las páginas de un libro, y más si están amarillas.
Es la chica que está sentada en el café del final de la calle, leyendo mientras espera. Si le echas una mirada a su taza, la crema deslactosada ha adquirido una textura un tanto natosa y flota encima del café porque ella está absorta en la lectura, perdida en el mundo que el autor ha creado. Siéntate a su lado. Es posible que te eche una mirada llena de indignación porque la mayoría de las lectoras odian ser interrumpidas. Pregúntale si le ha gustado el libro que tiene entre las manos.
Invítala a otra taza de café y dile qué opinas de Murakami. Averigua si fue capaz de terminar el primer capítulo de Fellowship y sé consciente de que si te dice que entendió el Ulises de Joyce lo hace solo para parecer inteligente. Pregúntale si le encanta Alicia o si quisiera ser ella.
Es fácil salir con una chica que lee. Regálale libros en su cumpleaños, de Navidad y en cada aniversario. Dale un regalo de palabras, bien sea en poesía o en una canción. Dale a Neruda, a Pound, a Sexton, a Cummings y hazle saber que entiendes que las palabras son amor. Comprende que ella es consciente de la diferencia entre realidad y ficción pero que de todas maneras va a buscar que su vida se asemeje a su libro favorito. No será culpa tuya si lo hace.
Por lo menos tiene que intentarlo.
Miéntele, si entiende de sintaxis también comprenderá tu necesidad de mentirle. Detrás de las palabras hay otras cosas: motivación, valor, matiz, diálogo; no será el fin del mundo.
Fállale. La lectora sabe que el fracaso lleva al clímax y que todo tiene un final, pero también entiende que siempre existe la posibilidad de escribirle una segunda parte a la historia y que se puede volver a empezar una y otra vez y aun así seguir siendo el héroe. También es consciente de que durante la vida habrá que toparse con uno o dos villanos.
¿Por qué tener miedo de lo que no eres? Las chicas que leen saben que las personas maduran, lo mismo que los personajes de un cuento o una novela, excepción hecha de los protagonistas de la saga Crepúsculo.
Si te llegas a encontrar una chica que lee mantenla cerca, y cuando a las dos de la mañana la pilles llorando y abrazando el libro contra su pecho, prepárale una taza de té y consiéntela. Es probable que la pierdas durante un par de horas pero siempre va a regresar a ti. Hablará de los protagonistas del libro como si fueran reales y es que, por un tiempo, siempre lo son.
Le propondrás matrimonio durante un viaje en globo o en medio de un concierto de rock, o quizás formularás la pregunta por absoluta casualidad la próxima vez que se enferme; puede que hasta sea por Skype.
Sonreirás con tal fuerza que te preguntarás por qué tu corazón no ha estallado todavía haciendo que la sangre ruede por tu pecho. Escribirás la historia de ustedes, tendrán hijos con nombres extraños y gustos aún más raros. Ella les leerá a tus hijos The Cat in the Hat y Aslan, e incluso puede que lo haga el mismo día. Caminarán juntos los inviernos de la vejez y ella recitará los poemas de Keats en un susurro mientras tú sacudes la nieve de tus botas.
Sal con una chica que lee porque te lo mereces. Te mereces una mujer capaz de darte la vida más colorida que puedas imaginar. Si sólo tienes para darle monotonía, horas trilladas y propuestas a medio cocinar, te vendrá mejor estar solo. Pero si quieres el mundo y los mundos que hay más allá, invita a salir a una chica que lee.

O mejor aún, a una que escriba.

Charles Warnke

viernes, 13 de abril de 2012


Esta noche he soñado contigo y he vuelto a notar cada sentimiento que creí haber sepultado en el recuerdo. No quiero volver a vivirlo. No, no quiero.

(…)


Siento que me miras pero no puedo verte, un retal de tela negra recubre mis ojos y me aprieta  fuertemente la cabeza.  Mis muñecas están apresadas con una cuerda. Estoy desnuda y desprotegida,  soy una marioneta  con la que puedes jugar  en el momento que creas oportuno.
Tú tienes tus manos sobre mis senos; los aprietas con tanta fuerza que me haces daño pero no puedo moverme, ni siquiera tengo fuerzas para gritar. Tu boca está cerca de mi nariz, lo sé porque tu aliento huele a tabaco de liar y a alcohol. Me das asco. Suena una música de fondo, empiezo a tener miedo y frío. Tiemblo. Ahora siento tu boca comiéndome el cuello.
Dejas una mano en mi seno derecho  y con la otra palpas cada rincón de mi cuerpo. Me siento tan indefensa que lloro y entonces te ríes. Balbuceo unas palabras que pareces no entender hasta que cojo fuerzas y te pido, por favor, que me sueltes. Algo  fuera de control se apodera de ti y hace que te conviertas en un animal. Después, noto que mis entrañas arden. 
Me quedo rota y vacía. No siento nada, creo que no soy nada.
Has desayunado mis energías, almorzado mi moral y cenado mis alegrías. Realmente, no me queda nada más.
Tú fumas tranquilamente mientras te vistes. Me has quitado la venda de los ojos y ahora sí te veo. Me retuerzo de rabia. Si tuviera una pistola entre mis manos no dudaría en apretar el gatillo y ver como tus sienes salen volando. Disfrutaría.


domingo, 8 de abril de 2012

Vivir en Blanco y Negro



Esta soy yo“Ausente pero presente. Siempre con una sonrisa.  Con ganas de aprender. Espontánea. Divertida. A veces,  paranoica. Otras veces, sensata. Cuerda y  loca. Maestra. Psicóloga.  Lectora empedernida. Inocente. Crédula e incrédula. Conversadora. Ilusa. Idealista del romanticismo. Soñadora de un mundo mejor. Vividora. Atrevida. Ganadora y perdedora. Fotógrafa en tiempos libres.” Así soy yo.



¿Intentar describirte con sólo unas palabras?
Es una tarea difícil pero CREO que lo he conseguido.

lunes, 2 de abril de 2012


Han transcurrido diez días desde que me marché a tierras italianas donde la gente no sólo come Pasta ni tampoco bailan la Tarantella a todas horas del día. Ha sido un viaje alucinante.

He conocido a personas maravillosas que se mueven por los mismos intereses y tienen las mismas incertidumbres. Me he encontrado conmigo misma. He aprendido a bailar el Sirtaki y a decir algunas palabras griegas. He comprendido la cultura checa y he respetado la superioridad de los alemanes.


Imagino que dentro de unos meses ni nos hablaremos, casi ni mantendremos el contacto pero desde mi rinconcito quiero daros las gracias a cada uno de vosotros porque me habéis enseñado algo nuevo, algo que desconocía y por lo que ha merecido la pena esta experiencia. Vuelvo tranquila porque he crecido personalmente todo lo que yo esperaba.

Gracias ....

Stella, Ioana, Cristina, Tanya, Dimitris, Lenka, Thomas, Philip, Pavel, David, Martin, Fabian, Franz, Marvin, Maik, Johann, Elena, Vanessa, Caterina, Francesca, Mirco, David, Elisa, Daniel, Cristian, Nazaret, Miriam, Manuel, Lucía y Daniela.