El otro día mi profesor de inglés nos explicó la etimología de la palabra "Halloween" y es bastante curiosa. Resulta que "Hallo" significa alma y "ween" significa persona fallecida. ¿Interesante a que sí?
Truck or treat! :)
Nunca en mis diecinueve años de vida me había pasado algo parecido pero durante esta semana me he dado cuenta de que el odio y la envidia, la vanidad y la soberbia coexisten unidos a la perfección. Tengo un problema y ni siquiera sé cómo afrontarlo. Sé que quizás sea muy metafórico pero mi moral, que siempre la había considerado una verde manzana, hoy está empezando a pudrirse por culpa de un gusano que vive en ella y que poco a poco va carcomiendo todo su interior hasta dejarla vacía. A veces pienso que es hora de plantarle cara al asqueroso y repulsivo gusano, echarlo de mi humilde moral y que, por favor, me deje tranquila como lo había estado siempre hasta encontrármelo. ¿Por qué dejé al gusano entrar en mi moral? ¿Quizás debí en su momento mandarlo a comer a otra manzana? Pero, de haber sido así, otra persona tendría mi problema y hubiese sido muy egoísta dejar que ese asqueroso gusano se zampara la moral de otra persona. A menudo busco en la mirada de la gente un guiño que me invite a reflexionar sobre ello o que por el contrario, se dejen de rodeos y me digan "No es bueno que un feo y repelente gusano se alimente de ti, plántale cara". Llegados a este punto comienzo a darme cuenta que además de haberme comido la moral, ha almorzado mis energías y cenado todo mi valor, aquí me doy pena a mi misma. En serio, no puedo más, necesito mirar a los ojos al gusano, pero no de la misma forma en que le miro siempre, esa vez le miraré desafiante y le diré alto y claro que se vaya a comerle la moral a su abuela que no quiero verlo nunca más.