martes, 27 de marzo de 2012
lunes, 19 de marzo de 2012
Happilidad a flor de piel
Dentro de tres días vuelo a Italia. No me había puesto nerviosa antes pero ya sí lo estoy- y creo que mucho-. Ayer quedamos por la tarde todos juntos para que nos conociéramos los que no nos conocíamos y los que nos conocíamos pudiéramos hablar más del proyecto. Empezamos tomándonos "algo" y después terminamos cenando. Fue una agradable velada que terminó a las tantas.
Será, sin ninguna duda, una experiencia maravillosa cargada de sentimientos- me han dicho que al final acabaremos todos llorando y con lo sentimental que soy ... ¡¡¡Seré la primera en sacar el pañuelo, limpiarme los lagrimones y sonarme los mocos!!!-.
Todavía quedan por delante tres pesados días de comprar las últimas cosas- al final fijo que se me olvida algo ... con lo despistá que soy-, preparar la maleta y ultimar algunas cositas del proyecto. Creo que me van a venir de escándalo estos diez días en contacto con la naturaleza, con otras culturas, con otras personas que tienen perspectivas e ideales diferentes... Espero que cuando vuelva haya crecido un poquito más, y no me refiero a la estatura- ahí no tengo mucho que hacer :P- sino como persona.
Alea iacta est
Será, sin ninguna duda, una experiencia maravillosa cargada de sentimientos- me han dicho que al final acabaremos todos llorando y con lo sentimental que soy ... ¡¡¡Seré la primera en sacar el pañuelo, limpiarme los lagrimones y sonarme los mocos!!!-.
Todavía quedan por delante tres pesados días de comprar las últimas cosas- al final fijo que se me olvida algo ... con lo despistá que soy-, preparar la maleta y ultimar algunas cositas del proyecto. Creo que me van a venir de escándalo estos diez días en contacto con la naturaleza, con otras culturas, con otras personas que tienen perspectivas e ideales diferentes... Espero que cuando vuelva haya crecido un poquito más, y no me refiero a la estatura- ahí no tengo mucho que hacer :P- sino como persona.
Alea iacta est
sábado, 17 de marzo de 2012
A mi padre le he escrito, de mi puño y letra, esta carta. Le ha gustado mucho así que he pensado compartirla en este rinconcito tan versátil que tengo en internet.
Querido papá,
Te
escribo esta carta para darte todo el ánimo del mundo en estos momentos.
Sé
que es duro pero podremos salir adelante. Llevas trabajando desde que tenías
veinte años, así que te mereces un descanso aunque sea un poco forzado. No
sabes cuánto sufro si veo esa cara de preocupación constantemente. No te lo
mereces. Creo que necesitas tranquilidad en tu vida. Hacer lo que siempre has
querido y el trabajo no te lo ha permitido.
¿Sabes qué pienso? Que las cosas ocurren por algo y si te ha sucedido
esto es porque necesitas un receso, ya sabes, reencontrarte contigo mismo.
Hoy,
mientras caminaba para ir a la facultad, he encontrado muchas ventajas en tu nueva situación de desempleado (ya sabes
que no me gusta utilizar la palabra parado).
Verás,
en primer lugar, creo que es muy
importante que … ¡¡¡YA NO TE VAS A TENER QUE LEVANTAR TAN TEMPRANO!!! Llevas
cuarenta años levantándote a las seis de la mañana para que a mi hermana y a mí
no nos falte nada.
En
segundo lugar, vas a poder pasear a
Cásper, tranquilamente, como a ti te gusta. Piensa por un
instante que vas a pasarlo en grande con tu fiel compañero.
En
tercer lugar, podrás mimar más a mamá que también se lo merece. Hace tanto
tiempo que no la sorprendes… ¿Quizá una obra de teatro en el Lope de Vega o un
paseíto romántico por el barrio Santa Cruz?
Recuerdo
cuando íbamos los cuatro de paseo al Parque Mª Luisa y tú nos sacabas fotos.
Deberíamos repetirlo.
En
cuarto lugar, podrás leer toda esa lista de libros que te recomendé y después los comentaremos juntos.
En
quinto lugar, te diré que te convertirás en un “cocinitas” ¡Con lo que a ti te
gusta ir a comprar al supermercado! Sé que mamá te lo agradecerá.
En
sexto lugar, tendrás tiempo para
llevarme a la facultad de vez en cuando por lo que podremos retomar esas
charlas que teníamos (porque si te digo la verdad, las echo de menos).
En
séptimo lugar, podrás ver todas esas películas que tanto te gustan. ¿Cuál era
tu preferida? Seguro que cualquiera de Romanos … ¿Quo Vadis?, ¿Espartaco? …
En
último lugar, te diré que eres el mejor padre del mundo. Tienes tu carácter, ya
sabes, un poco serio y seco pero eso te hace ser diferente y es por eso que te
mereces lo mejor porque tú me lo has dado todo. Siempre me has aconsejado y apoyado
en mis decisiones y , además, nunca te han faltado unas palabras cargadas de cariño.
¿Qué más puedo decirte? ¡Ah,
sí! ...
TE QUIERO, papá.
Lucía
miércoles, 14 de marzo de 2012
A veces una imagen vale más que mil palabras
Hoy no he ido a la facultad. Podría decir que la desidia se ha
apoderado de mí pero entonces me mentiría. No he ido porque no me apetecía
comprar el mismo café cortado sin azúcar a las diez de la mañana y no me
apetecía tomar notas a la velocidad de la luz.
Estoy cansada.
Creo que lo podría interpretar así, cansancio.
Ayer tuve una
pequeña discusión familiar, sobre todo con mi madre que tiene mucho carácter,
cuando le planteé que a pesar de mis sobresalientes notas, creía que en cuanto
a conocimientos verdaderos que me servirían en un futuro tenía un catastrófico
aprobado condicional.
Ella me escucha
tranquila mientras yo le digo todo lo que pienso, a veces me dice que mi voz la
tranquiliza incluso cuando discutimos, pero ayer fue diferente. Me observaba
con lástima y resignación. Encontraba en sus ojos todos los sentimientos que yo
expresaba a través de las palabras. Me vi reflejada en ella. En lo que pudo
haber sido y no fue, en la alegría que ella siempre quiso que le diera.
Cuando era pequeña
y me perguntaban -"Lucía, ¿de mayor qué quieres ser?"- decía -"
Quiero ser primero mamá, después maestra y por último, cajera del
supermercado" (creo que de siempre me ha encantado el trato con las
personas jajajaja).
A los quince años, el mundo de la psicología me influyó en
mi día a día. Comencé a preguntarme los por qué de las cosas, a ver el mundo
con una perspectiva diferente, a encontrarme a mí misma, empecé también a
empatizar cada vez más con las personas y aprendí a escuchar (siempre me ha
encantado esa frase de "Tenemos dos orejas y una boca para escuchar el doble de lo que hablamos". Desde entonces, lo convertí en mi lema de
vida).
Me imaginaba como una influyente psicóloga en terapias infantiles
ya que me encantaban- y me encantan- los niños.
Me duró años esa
decisión, hasta que un día me apunté a un voluntariado y fui a un famoso
hospital de la urbe Sevillana para amenizarles la jornada a niños
enfermos de cáncer. Todo cambió, se me desmoronaron los planes y se me desbordó
la vida.
Ahí supe que
quería ser maestra en ambientes tan difíciles como el aula-taller de un
hospital o un aula de educación especial.
Me encantan los
retos y entonces me propuse que sería capaz de sacarme la carrera e intentaría
ejercerla.
Todo llegó con un
abrazo, un truco de magia y una promesa que quiero terminar de cumplir … pero a
veces, me superan los obstáculos que encuentro en el camino.
No obstante, creo que
mientras he escrito estas palabras se ha apoderado de mi la nostalgia de coger
notas a la velocidad de la luz o comprar el mismo café cortado sin azúcar a las
diez de la mañana.
Tengo una corazonada
de que todo saldrá bien y las aguas que ahora están revueltas, volverán a su
cauce.
sábado, 10 de marzo de 2012
jueves, 8 de marzo de 2012
Stand by
¡No intentes controlarme! Por favor, no me vuelvas a decir lo que está bien o mal. No quiero
escucharte; han sido muchos años pensando en los demás a cada instante,
intentando que nunca les faltara una sonrisa o unas palabras pero ya no queda
nada. No tengo más palabras de apoyo ni más sonrisas que daros. Toda mi persona
se ha vuelto putrefacta, sólo soy carroña para los buitres. Necesito … ¿Qué demonios necesito?
Creo que te debes un receso. Necesitas
gritar, hablar, cantar, reír, bailar, correr, saltar y fumar únicamente cuando TÚ quieras. No me
defraudes, confío en que vuelvas a empatizar y a amar a los demás. ¡¿A quién
quieres engañar?! Por más que lo intentes no puedes cerrar tu mente y callarme
para siempre. Si lo haces sé que me echarás de menos en algunas ocasiones.
Siempre he estado ahí aconsejándote qué tenías que hacer. He sabido darte las
palabras apropiadas para el momento adecuado. No tires la toalla, hacen falta
personas como tú.
Es
verdad, ¿A quién intento engañar? Sé que es imposible echar la llave e irme de
“vacaciones mentales” pero a veces no lo aguanto, siento que tengo demasiado
peso en mi espalda y entonces, me caigo y no puedo levantarme porque nadie me
dedica una sonrisa o unas palabras cargadas de ánimo.
martes, 6 de marzo de 2012
Él, ella, ellos, ellas ...
Esperan de pie o
sentados
que le compres algo.
Te dicen palabras difícilmente
pronunciadas
Y tú ni les miras
Pasas de largo porque
tienes mucha prisa.
Ellos siempre tienen
una sonrisa
Tú, en cambio, una bordería.
A veces te cantan, otras
te piropean
pero
No sirve de nada
No venden nada
No ganan nada
Lo perdemos todo.
(…)
Son hombres y mujeres
llenos de valor,
Héroes de la fuerza y
la constancia.
lunes, 5 de marzo de 2012
Cogerte entre mis manos
y sumergirme de lleno en la lectura
es, sin ninguna duda, el placer de la lectura.
(...)
Últimamente soy una “ratoncilla” de biblioteca, me conozco
desde el primero hasta el último libro que hay en la polvorienta librería del
salón, por no hablar de los que se amontonan en mi mesilla de noche.
Comienzo uno y lo devoro pero como me quedo con ganas de más, empiezo otro.
Normalmente leo cuando toda mi familia duerme. Enciendo la
lamparita de mi cabecera, me acomodo en el cojín y disfruto de una agradable
velada que se puede extender hasta altas horas de la noche. Creo que
experimento la misma sensación que un catador de vino cuando el vino roza sus
labios y paladea su intenso sabor. ¡Qué pena que no haya un trabajo en el que
te paguen por “degustar” libros!
Este mediodía me ha pasado algo increíble. Tras una agotadora
jornada en la facultad me dispuse a coger el autobús; como rutina, saludé al
conductor y piqué con el bonobús. Me senté en el primer asiento que encontré
libre, ni siquiera miré a la persona que estaba sentada en el otro asiento para
decirle hola y dedicarle una sonrisa.
Iba deseosa de retomar la novela que había dejado en pausa y necesitaba
reanudar. Como es lógico, me he pasado de parada pero creo que las cosas
ocurren por algo, ¿destino? Quizá.
Cerré el libro rápidamente y me apresuré a levantarme del
asiento para ir a la salida, albergaba la esperanza de que me viera el conductor,
parase y yo pudiese bajarme. Pero no fue así. Decidí volver a sentarme, y con
tranquilidad, coloqué el separa páginas entre la página doscientas cincuenta y
seis y la página doscientas cincuenta y siete, cerré el libro y lo guardé en la mochila; justo en ese momento
en el que la cremallera de mi maleta se había quedado estancada y no iba ni
hacia arriba ni hacia abajo, un hombre-de unos cincuenta y pico de años- me
habló y me recalcó el buen gusto que había tenido a la hora de escoger esa
novela. Me quedé pasmada porque el hombre me había dirigido la palabra cuando yo
ni siquiera le había saludado, me retorcí de rabia porque yo siempre saludaba y
a veces la persona que tenía al lado ni me contestaba y hoy había sido al
revés.
Daba la casualidad que él se bajaba una parada después de la mía-
de no habérmela pasado, él no me hubiera recalcado mi buen gusto para escoger
novelas - y fuimos charlando un rato. Le expliqué qué estaba estudiando, él me
comentó lo que había estudiado. También nos dio tiempo de intercambiar
filosofías de vida- aunque la suya era mucho más coherente, imagino que por la
edad-. Me dio tantísima pena cuando me tuve que despedir de él que le dije con
entusiasmo que ojalá volviéramos a coincidir en el autobús, en la calle o en el
súper del barrio. Él tomó su camino y yo
tomé el mío pero de alguna forma creo que esos minutos que duró nuestra
conversación me han hecho replantearme las cosas de otra forma.
No sé cómo te llamas ni tampoco dónde vives exactamente solo
sé que nos volveremos a encontrar y seguiremos charlando con tanta tranquilidad
como lo hemos hecho hoy.
domingo, 4 de marzo de 2012
La luna se ocultaba entre las nubes por lo que a veces veía
mi habitación perfectamente iluminada y otras, la veía en la más profunda
penumbra. La puerta estaba entornada y la ventana abierta. Se escuchaba una
suave melodía integrada por el canto de los grillos y el susurro del viento al
mecer las hojas de los árboles.
Cada vez iba
adentrándome más y más en mi placentero sueño hasta que por fin, caí en brazos
de Morfeo. El viaje, desgraciadamente, no duró todo lo que a mí me hubiera
gustado ya que escuché un estruendo tan
grande que hubiera podido despertar a toda la humanidad. Al desvelarme decidí levantarme y beber un
poco de agua para calmar la sed y el calor que tenía mi cuerpo. Sin pensarlo
dos veces vertí parte del agua sobre mi
cabello.
El insomnio se
apoderó de mí y entonces supe que no sería tan fácil volver a conciliar el
sueño. Decidí salir a la calle para observar a la dama que cada noche se alza
gloriosa en el cielo, era preciosa, creo que nunca vi una luna parecida a esa.
Estaba redonda, completa y brillaba más que de costumbre. Un escalofrío
recorrió todo mi cuerpo así que decidí
ir a coger una sudadera; intenté
no demorarme demasiado para contemplarla de nuevo pero cuando llegué, la luna
se había desintegrado. Ya no estaba.
Salí corriendo en dirección a la plaza del pueblo para subir
a la torre de la iglesia y poder buscarla pero mi propósito no dio resultado.
Me ahogué en la pena y lloré, pensaba que no era posible que esa luz hubiera desaparecido
y no me hubiera podido despedir de ella.
En mi cabeza sonaba Claro de luna pero esta vez era un
réquiem.
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