sábado, 24 de mayo de 2014

Astenia

Perdida en la ambivalencia de mis sentimientos
arrastrados por el viento,
me encuentro con total desaliento.

La sequía ha dejado estragos por mi cuerpo,
ya no me calma el agua ni tampoco los besos.

La cadencia de la melodía acompasada de mi corazón
se aleja temerosa de la maliciosa razón.
Todo lo asemejo con un negro y crepitante caparazón
que se resquebraja con los rayos del sol.

Mis manos se mueven rápidas sobre el teclado
expresando la verdad con cuidado.

Como una gran noria que no para de dar vueltas,
se alimenta la pena para dar paso a la contienda.
Hay un malestar en mí que nada lo arregla,
sólo me calma las balas disparadas con certeza.

Ya todo terminó,
como un triste y apagado dominó.



martes, 13 de mayo de 2014

Terminando y empezando (ésto no acaba aquí)


Hace unas semanas empecé mis últimas prácticas de la carrera y tengo una sensación agridulce pues todos los días comienzo con la miel en los labios pero se agria al ver la enseñanza tradicional que impera todavía en las escuelas, por no decir la nula dedicación que se tiene hacia el alumnado con necesidades de apoyo educativo. 


Este año he pisado el colegio como maestra de pedagogía terapeútica y el primer comentario de una alumna de 3º de Primaria fue: "¿Tú qué vienes a ayudar a J.A que está "malito"?" 
Imaginad, la palabra "malito" me chirrió durante unos minutos. J.A no está "malito" sólo tiene Síndrome de Asperger y es mucho más cariñoso y agradecido que alumnos "sanitos".

A lo largo de los años, me he dado cuenta más que nunca que la enseñanza es pura vocación y que hay profesores amargados que se ahogan en el propio sistema educativo. Como maestros y maestras de niños hay que tener esa energía, motivación y entusiasmo desde el primer día. Una confrontación que tengo constantemente es que las escuelas del siglo XXI pretenden conseguir ciudadanos libres, capaces de pensar por sí mismos, respetuosos, solidarios y participativos en la sociedad. No obstante, la realidad está bien alejada de la pretensión educativa. 

En los colegios vemos como el alumnado trabaja contenidos que, en su mayoría, son conceptuales aunándolos con una metodología tradicional donde los alumnos y alumnas tienen una participación pasiva. Si nos adentramos en cualquier colegio de nuestra gran comunidad andaluza, nos daríamos cuenta rápidamente que el aula no es un sitio donde el alumno pueda opinar, debatir, resolver conflictos, colaborar en el centro o trabajar cooperativamente con sus compañeros.Hoy día estamos sumergidos en un contexto político cambiante que no deja espacio para el desarrollo social y ético del alumnado, dejando de lado un aspecto muy importante como es la enseñanza de futuros ciudadanos y ciudadanas. Por tanto, desde mi punto de vista, es crucial que el alumnado en las aulas de Educación Primaria vaya teniendo un acercamiento a una educación que les posibilite el desarrollo completo de la competencia social y ciudadana a través de un aprendizaje significativo. 

Así mismo, nos encontramos con una problemática para padres y escuelas ya que los primeros culpan a la escuela por no dar una buena educación y las escuelas culpan a los padres de desentenderse de la educación de sus hijos, recayendo ésta exclusivamente en manos de las escuelas. Siguiendo esta misma línea, encontramos al filósofo José Antonio Marina (2009) comprometido con el proyecto de crear una movilización educativa, en el que la sociedad se involucre para la mejora de la educación. En este proyecto afirma que “Para educar a un niño hace falta la tribu entera”. 
Por tanto, para que el alumno pueda conocer profundamente la sociedad y entablar relaciones es necesario que haya una unión fuerte entre la escuela y la familia siendo ambas las que eduquen para la consecución de una formación integral del alumnado.Así mismo, es importante señalar como eje fundamental en el proceso de Enseñanza-Aprendizaje de todo el alumnado una práctica educativa inclusiva que fomente la participación del alumnado y el sentido crítico. 

En esta línea, Paulo Freire (2004) comenta que la práctica educativa progresista busca inquietar al alumnado desafiándolos para que perciban que el mundo es un mundo dándose y que, por eso mismo, puede ser cambiado, transformado, reinventado frente a una práctica educativa conservadora que trata de acomodar y adaptar a los educandos al mundo dado sin que se planteen preguntas con el único propósito de enseñar contenidos ocultando la razón de un sinnúmeros de problemas sociales que nos competen.

Yo tengo una ley educativa que en las prácticas de años anteriores me ha funcionado: si tú das, ellos dan. Es increíble cuánto reduce la distancia una mera sonrisa, cómo se relajan y disfrutan comentando en clase; pero a la vez, en cuanto esa sonrisa se borra de la cara saben que es hora de trabajar o que quizá algo no se está haciendo bien. 
Pero por lo general, pocas veces desaparece la sonrisa de mi cara porque se lo merecen, porque son niños y a veces se revolucionan como todos. ¿Acaso los actuales maestros fueron niños "diez" cuando estudiaban? Porque yo recuerdo que también tenía mis dificultades...

En fin, que ésto no se acaba aquí. Aunque cada vez sea más difícil poder ser maestra con los recortes acechando a cada instante, no es algo imposible. Eso sí, toca formarse bien.