jueves, 3 de noviembre de 2011

Los sueños, sueños son

Esta noche he tenido un sueño muy extraño. Me he llevado casi toda la mañana pensando en ello y el porqué del sueño. Hace un año que vengo notando algo raro en mí y por más que se lo comento a muchas personas, o bien no logran entenderme, o me toman por loca.
Hace unas semanas, al despertarme rigurosamente a las seis y media como cada mañana, la pereza se apoderaba de mí, mientras tanto, mi subconsciente me decía una y otra vez que me levantase y saliese a la calle, quizás ese fuese el día en que lo viese.
Sé que es algo extremadamente raro, lo sé, pero antes notaba que estaba unida a alguien, sin saber ni dónde estaba, ni quién era y mucho menos si existía. Pensaba que eran inventos o pulsiones propias de la edad pero no, he descubierto que no es así y que estoy más conectada que nunca a esa persona. Noto cada caricia, cada palabra pronunciada de sus labios, su tranquilidad al hablarme, la forma de mirarme y mimarme. No entiendo absolutamente nada ¿Cómo se le puede tomar cariño, o debería decir amor, a un sueño?
Mi parte racional me dice que evite todo cuento irreal e infantil pero mi parte humana y emocional me invita a seguir jugando, si es que a ésto se le puede llamar juego. Siempre me había tomado a risa la interpretación de los sueños y de hecho, el libro de este mismo tema que está en el vetusto mueble del salón sigue allí sin haberle mostrado ninguna pizca de interés... Me estoy empezando a preocupar y lo mejor es que no sé tampoco cómo expresarlo correctamente.

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