Esta noche he soñado contigo y he vuelto a notar cada
sentimiento que creí haber sepultado en el recuerdo. No quiero volver a
vivirlo. No, no quiero.
(…)
Siento que me miras pero no puedo verte, un retal de tela negra recubre
mis ojos y me aprieta fuertemente la
cabeza. Mis muñecas están apresadas con
una cuerda. Estoy desnuda y desprotegida, soy una marioneta con la que puedes jugar en el momento que creas oportuno.
Tú tienes tus manos sobre mis senos; los aprietas con tanta fuerza que
me haces daño pero no puedo moverme, ni siquiera tengo fuerzas para gritar. Tu
boca está cerca de mi nariz, lo sé porque tu aliento huele a tabaco de liar y a
alcohol. Me das asco. Suena una música de fondo, empiezo a tener miedo y frío.
Tiemblo. Ahora siento tu boca comiéndome el cuello.
Dejas una mano en mi seno derecho
y con la otra palpas cada rincón de mi cuerpo. Me siento tan indefensa
que lloro y entonces te ríes. Balbuceo unas palabras que pareces no entender
hasta que cojo fuerzas y te pido, por favor, que me sueltes. Algo fuera de control se apodera de ti y hace que
te conviertas en un animal. Después, noto que mis entrañas arden.
Me quedo rota y vacía. No siento nada, creo
que no soy nada.
Has desayunado mis energías, almorzado mi moral y cenado mis
alegrías. Realmente, no me queda nada más.
Tú fumas tranquilamente mientras te vistes.
Me has quitado la venda de los ojos y ahora sí te veo. Me retuerzo de rabia. Si
tuviera una pistola entre mis manos no dudaría en apretar el gatillo y ver como
tus sienes salen volando. Disfrutaría.
Vale, no sabía que fuera a tener tanta fuerza esto cuando me dijiste que lo escribirías...Desde luego, tiene que ser horrible soñar con este tipo de cosas. Pero son sueños, acuérdate.
ResponderEliminarSí que es horrible.
ResponderEliminarMe llevé una semana mal por culpa de este sueño, que aunque sea sueño yo lo viví con demasiada realidad. Te dije que quería que lo leyeses por lo mismo, porque si te lo hubiera contado no hubiese sido igual.