lunes, 15 de octubre de 2012

No me pidas que renuncie a los pequeños placeres

Cúpula del Museo de Bellas Artes de Sevilla

Entrar en una sala demasiado grande habitada por las Inmaculadas de Murillo, pisadas tranquilas y despreocupadas van y vienen, suelo blanco y limpio. Miro hacia arriba y me asombra lo que ven mis ojos, necesito contemplar la cúpula desde otra perspectiva, como si casi la pudiese tocar. Tendida en el frío suelo descifro todas las incógnitas. Me encanta lo que veo, quiero que el tiempo se pare. La sala grande, la cúpula y yo. Solo pido eso, nada más.

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