domingo, 11 de septiembre de 2011

Lo escribí hace algunos meses y ahora, me he planteado ponerlo aquí ...



Siempre creí que escribir un relato de tu vida nunca sería tarea fácil, no obstante, hoy afirmo que no, no es nada fácil.
Muchísimos recuerdos se agolpan en tu mente por cada etapa de tu vida que vas recordando. en mi infancia recuerdo cuando mi madre se ponía conmigo a jugar al veo-veo mientras me duchaba y como mi padre me dejaba peinarle, aunque siempre ha estado escaso de pelo, a mi abuelo Juan también se lo hacía pero a él además, le ponía diademas y ¡le pintaba las uñas! Pobrecito, nunca se quejó y cuando mi abuela Isabel lo veía se reía de él por cómo le había puesto, no hay día que no me acuerde de él y de mi abuela Ana quien me daba todos los caprichos que quería. A mis otros abuelos (el padre de mi padre y la madre de mi madre) no llegué a conocerlos pero también les quiero enormemente y debo darle una mención especial a mi abuela María de quién dicen que he heredado su carácter.
Al cumplir los tres años me escolarizaron y claro, ya no me podía quedar en casa con mi madre ...
Primero, parvulario, ¡qué bonitos años! Tan sólo jugábamos y cantábamos sin más preocupaciones que la de desayunar el bocata en el recreo y seguir jugando hasta la saciedad. De mis compañeros  no recuerdo apena sus caras, quizá esté harta de cruzarme con Antonio o con Carolina y no los conozca. Pienso que Antonio será un espléndido estudiante de arquitectura porque de pequeño únicamente le gustaba jugar a construir edificios con unos bloques de colores que encajaban a la perfección, por el contrario, Carolina seguro que está estudiando Medicina porque cada vez que tenía un constipado me decía: "¿A qué no te has tomado el "Dalsy"?¡Así no te vas a curar,nunca!" 
Al pasar a Primaria perdí el contacto con ellos porque me cambié de colegio y conocí a otros nuevos amigos. Durante seis años fueron los mejores aunque como siempre he sido muy inocente, me tomaban por tonta, pero bueno, me sirvió para aprender que no siempre la gente dice lo que quiere decirte. A más de uno le perdoné y aún cuando me ve, me sonríe y me pregunta cómo me va todo y yo, que siempre he sido muy educada le respondo con mucho agrado.
En la Primaria decidí qué quería ser de mayor. Me encantaba explicarle a mis compañeras los problemas de matemáticas pero sin duda, disfrutaba enormemente con Conocimiento del Medio.
Sin embargo al pasar a la Secundaria me desilusionó enormemente la docencia, pensé que no quería malgastar mi fabuloso tiempo en enseñar, definitivamente, ser maestra no iba conmigo. Y me equivoqué como tantas veces me he equivocado en  esta vida.
Conocí a muchísimas personas en mis seis años en el instituto Velázquez. Con algunas sigo manteniendo relación de antiguos compañeros, con otras relación de amistad pero lo realmente sorprendente es cuántos recuerdos me he llevado de ese sitio, he crecido profesionalmente y moralmente allí. 
De vez en cuando me encuentro con antiguos profesores y me mucha alegría verlos,  porque gracias a ellos ya su empeño he querido seguir estudiando.
En cuanto a los compañeros, fue en bachillerato donde forjé más mi relación con ellos. Pasábamos muchas horas juntos y nos sirvieron para conocernos mejor. Del instituto me quedo con tres joyas que me ayudaron a forjar mi personalidad y a ser quién soy. Creo que no tengo ni que hacer mención porque ellos saben perfectamente quienes son y aunque, ya no mantengamos tan activo el contacto como antes no pasa un día en que no me acuerde de ellos y de nuestras risas, aunque a veces se siguen repitiendo.
Por último, ya que no puedo escribir más porque es el presente,  quiero hacer mención a mis compañeros de la facultad de Ciencias de la Educación, porque sí, al final  decidí hacer Magisterio y cumplir con la vocación que de pequeña tanto me gustaba y es que no me he equivocado en absoluto, cada día estoy más contenta y aunque sé que es una profesión que no está para nada valorada, no me importa porque saber que cada día tendrás a treinta personitas esperándote en clase para aprender, no tiene precio.
Yo y todo el elenco de estudiantes de esta carrera nos hemos aportado un sin fin de valores mientras hacíamos trabajos de psicología o salíamos al cine a ver una peli y desconcetar. Gracias también, a vosotros por hacerme ver que ha sido la mejor elección de mi vida, el estar ahí y compartir ésto que tanto nos gusta, la docencia.


Espero ampliar ésto mucho más ... y quizás poner algunas anécdotas para que cuando sea una viejecita de ochenta años con alzheimer y lea ésto escrito por mí, sepa que mi vida estuvo cargada de buenos momentos y que siempre fui muy feliz.

3 comentarios:

  1. Es muy bonito,Lucy. Me encanta ver que estás tan contenta con tu decisión, me alegro mucho por ti. Te quiero,anchoíta ^^

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  2. Yo sí que te quiero Gre!!!!!!=)
    Y tú eres una de mis joyas del Velázquez jajajajaja ^^

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