miércoles, 14 de marzo de 2012

A veces una imagen vale más que mil palabras

 



Hoy no he ido a la facultad. Podría decir que la desidia se ha apoderado de mí pero entonces me mentiría. No he ido porque no me apetecía comprar el mismo café cortado sin azúcar a las diez de la mañana y no me apetecía tomar notas a la velocidad de la luz.
Estoy cansada. Creo que lo podría interpretar así, cansancio. 
Ayer tuve una pequeña discusión familiar, sobre todo con mi madre que tiene mucho carácter, cuando le planteé que a pesar de mis sobresalientes notas, creía que en cuanto a conocimientos verdaderos que me servirían en un futuro tenía un catastrófico aprobado condicional.
Ella me escucha tranquila mientras yo le digo todo lo que pienso, a veces me dice que mi voz la tranquiliza incluso cuando discutimos, pero ayer fue diferente. Me observaba con lástima y resignación. Encontraba en sus ojos todos los sentimientos que yo expresaba a través de las palabras. Me vi reflejada en ella. En lo que pudo haber sido y no fue, en la alegría que ella  siempre quiso que le diera.
Cuando era pequeña y me perguntaban -"Lucía, ¿de mayor qué quieres ser?"- decía -" Quiero ser primero mamá, después maestra y por último, cajera del supermercado" (creo que de siempre me ha encantado el trato con las personas jajajaja).
A los quince años, el mundo  de la psicología me influyó en mi día a día. Comencé a preguntarme los por qué de las cosas, a ver el mundo con una perspectiva diferente, a encontrarme a mí misma, empecé también a empatizar cada vez más con las personas y aprendí a escuchar (siempre me ha encantado esa frase de "Tenemos dos orejas y una boca para escuchar el doble de lo que hablamos". Desde entonces, lo convertí en mi lema de vida).  
Me imaginaba como una influyente psicóloga en terapias infantiles ya que me encantaban- y me encantan- los niños. 
Me duró años esa decisión, hasta que un día me apunté a un voluntariado y fui a un famoso hospital de la urbe Sevillana  para amenizarles la jornada a niños enfermos de cáncer. Todo cambió, se me desmoronaron los planes y se me desbordó la vida. 
Ahí supe que quería ser maestra en ambientes tan difíciles como el aula-taller de un hospital o un aula de educación especial.
Me encantan los retos y entonces me propuse que sería capaz de sacarme la carrera e intentaría ejercerla. 
Todo llegó con un abrazo, un truco de magia y una promesa que quiero terminar de cumplir … pero a veces, me superan los obstáculos que encuentro en el camino.
 No obstante, creo que mientras he escrito estas palabras se ha apoderado de mi la nostalgia de coger notas a la velocidad de la luz o comprar el mismo café cortado sin azúcar a las diez de la mañana.
Tengo una corazonada de que todo saldrá bien y las aguas que ahora están revueltas, volverán a su cauce.

5 comentarios:

  1. El hombre que tiene la voluntad de cumplir sus sueños, es capaz de mover mares. Las pocas ganas se apoderan de nosotros, no soy el mas indicado para decirte esto. Quizá simplemente te has cansado de un sistema educativo en el que llevas inmersa, ¿cuánto? haz cálculos, es normal cansarse de vez en cuando. Ya irás mañana o pasado, como si te quieres tomar una semana de vacaciones.

    Cuando lo pide el cuerpo...

    ResponderEliminar
  2. Estoy de acuerdo con Jose. De hecho, ya sabes, es un poco lo que me pasó a mí...más o menos xD
    Es normal que necesites un respiro, sobre todo si te espera ese café tan asqueroso xD
    Pero la constancia es lo tuyo, querida, por no hablar de otras múltiples cualidades que posees y que con toda certeza te digo que te van a ayudar a andar ese caminito que tienes por delante. Lo importante es que tengas claro que ese es el que quieres seguir. Siendo así, apoyo moral te sobra, ya lo sabes :P

    Te quiero un montón, petarda ^^

    ResponderEliminar
  3. ¡Jose, me encantaría llevar a cabo tu consejo y no ir ni mañana ni pasado o incluso, tomarme una semana de vacaciones! jajajaja
    Grecia, sí lo tengo claro pero a veces cuesta. Ya lo sabes tú bien.
    Gracias a los dos :)

    ResponderEliminar
  4. Por desgracia, lo que te están enseñando está en los libros. Pocos profesores alientan el ansia de conocimiento al alumno. Así que... ¿por qué no? Yo me piro este finde a Toledo, necesito otros aires ^^

    Anímate y vendrás con la cabeza renovada

    ResponderEliminar
  5. José, creo que lamentablemente ningún profesor alienta el ansia de conocimiento al alumno. Las clases son siempre magistrales en las que la metodología por excelencia es que uno habla y el resto escucha.
    Creo que esto debería cambiar y que la motivación y las ganas por aprender sean los principales valores que se transmitan en la escuela, en el instituto o incluso en la facultad
    ¡¡¡¡Qué bien, te vas a Toledo!!!! Tiene que ser una ciudad preciosa.
    ¡¡Seguro que llevas la cámara de fotos preparada!! jajaja
    Disfruta del finde, tú sí que vas a venir con la cabeza renovada.
    :)

    ResponderEliminar