domingo, 20 de mayo de 2012

Si puedes mirar, ve. Si puedes ver, repara (José Saramago)



Escucho Mouvement Introductif de Yann Tiersen mientras escribo algo espontáneo, ni siquiera sé qué quiero transmitir realmente. Tengo la necesidad de hacer algo, me levanto de la cama y me visto con lo primero que encuentro. Cojo las llaves, le digo a mis padres que no regresaré tarde y cierro la puerta. 
Camino por las calles. Hoy ha llovido y me encanta el olor de la tierra humedecida. El asfalto de la carretera se ve más negro que de costumbre, las luces de las pocas farolas que hay encendidas se refleja en él. Todo invita a la reflexión. 
Sigo caminando hasta llegar a una pequeña plaza, me siento en un banco y enciendo un cigarrillo. Todo está en silencio e intento no pensar en nada, dejar la mente en blanco durante unos instantes. Concéntrate, Lucía, concéntrate. Vuelvo a intentarlo pero, joder, es imposible. Comienza a llover. Escucho pasos y alguien se sienta a mi lado ¡Perfecto, alguien aburrido busca compañía con la que desahogarse y hoy no estoy de humor!
Sigo ensimismada en mis pensamientos mientras algunas gotas de agua caen sobre mi pelo dejándolo algo encrespado y humedecido. Sé que estás ahí pero no quiero hablarte ¿Es que tengo que ser borde y decirte que te vayas por donde has venido? Decido mirar a esa persona a los ojos y explicarle con sólo una mirada todo lo que no quiero pronunciar en palabras, pero al encontrar mis ojos con sus ojos todo cambia. ¿Por qué me veo a mí misma? ¿Quizá me esté fumando un cigarrito de la alegría? ¿Soy yo?  Aunque he de decir que si soy yo, estoy bastante más delgada y más … triste.  
Mi otro yo me entrega un trozo de papel algo arrugado y mojado. No dudo ni un segundo en coger el papelito y mientras lo abro con curiosidad, ella se levanta. De reojo veo que se marcha, quiero decirle que espere un momento pero la curiosidad me puede y prefiero seguir leyendo con detenimiento lo que pone.

 “Adelante, camina. Hazlo sola o acompañada. Medita. Encuéntrate mientras reflexionas. Enciéndete un cigarrillo. Dedícale una sonrisa a alguien. Enamórate. Desenamórate para volverte a enamorar. Siente y no te quedes estancada.Mira y a continuación repara. Confúndete. Equivócate y arréglalo si es oportuno. Pide perdón. Da las gracias. Sacrifícate. Esmérate más cada día. Disfruta. Intenta ser feliz. Quiérete más. Besa y abraza a cualquier persona  y después vuelve a casa”.

He vuelto a casa, de hecho, creo que ni me he movido del sitio. Acaba de terminar la canción y sobre el teclado tengo un papelito algo arrugado y mojado … 

5 comentarios:

  1. Un hermoso relato, Lucía, en que se mezcla el olor a tierra mojada con la imaginación de alguien que está en su teclado y no se mueve del sitio pero a la vez vive una aventura casi borgiana.

    ¿Conoces el cuento de Borges en que se encuentra en un parque con el que fue él hace tanto tiempo?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Joselu.
      La verdad es que no he leído mucho a Borges; tan sólo un ensayo que leí hace un par de añitos: "Historia de la eternidad".Ahora que lo comentas, voy a buscar ese cuento y lo leeré y seguro que terminaré leyéndome muchos más ¡¡Muchas gracias por la recomendación, Joselu!!
      Un abrazo

      Eliminar
  2. El cigarrito de la alegría...xD
    Bonito :)

    ResponderEliminar
  3. Me he topado con tu blog por casualidad, buscando por la web frases de Saramago tras haber releído por tercera vez "Ensayo sobre la ceguera". Si sigues escribiendo te seguiré de cerca, aunque de momento tengo bastante de donde tirar. Escribes genial, sigue así.
    Un saludo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola víctor,
      encantada de tenerte por aquí. Pasa y ponte cómodo. Del escrito hace ya un par de años, he seguido escribiendo pero ya no tanto.
      Un abrazo

      Eliminar