Camino
constantemente en la cuerda floja, ya no sé qué camino tomar. De hecho, no
quiero tomar ninguno de los que se tienen que seguir porque sí y ya está.
Decido entonces, volar. Es increíble la sensación de hacer algo diferente a lo
que todo el mundo hace. La perspectiva cambia y el mundo en general, también.
Desde las alturas animo a otras personas que me observan desde abajo, les digo
que vuelen y hagan algo diferente pero no me oyen. Sigo siendo indiferente e
insignificante. Prosigo con mi aventura, doy volteretas en el aire y me río.
¡Qué sensación tan maravillosa de libertad! Siento el viento acariciando mi
rostro y masajeando mi cabello. Miro hacia los lados y no veo a nadie, miro
hacia adelante y sigo sin ver a nadie. Doy media vuelta y estoy sola. Todo el
mundo abajo y yo arriba, lo que tanto había deseado comenzaba a aburrirme y a
darme miedo. De pronto, cierro los ojos y empiezo a descender suavemente hasta
que me hundo en el agua gélida del mar. Vuelvo a la superficie, necesito
respirar. Intento volver a hundirme y no lo consigo; siempre termino saliendo a
flote, lo intento una y cien veces ¡Quiero hundirme! Poco o nada hay que hacer,
soy aceite para el agua.
Genial la última frase
ResponderEliminarMe alegra enormemente que te haya llegado la última frase. Sé que a veces te sientes igual.
EliminarEsto lo escribí hace unos días mientras iba en el autobús de vuelta a casa a las seis de la mañana, después de pasar una agradable velada. Pero aun siendo agradable, me sentí en más de una ocasión como describo en el escrito. A veces se me escapaba la situación de las manos porque, por más que quería imbuirme en las conversaciones de algunos amigos, me era imposible. Notaba un espacio grandísimo entre ambos. Creí que había sido cosa de esa noche pero no, me dí cuenta, y me doy cuenta, que es cosa mía. De ahí "soy aceite para el agua".
Un abrazo,Gre!
Ains,la historia de siempre, para ambas xD
ResponderEliminar¿Qué le vamos a hacer? Siempre nos tendremos la una a la otra, por suerte ^^